REFLEXIÓN NAVIDAD DEL SEÑOR


LA NAVIDAD ES UNA FIESTA DE: FE, ESPERANZA, AMOR Y DE ALEGRÍA
SOLEMNIDAD DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR
Is 9,1-3,5-6; Sal 95 Tit 2,11-14; Lc 2,1-14
24 de diciembre, Ciclo A
Misa de la noche

Pbro. Gilberto Lorenzana González
Formador en el seminario

Diócesis de Tuxpan

El Nacimiento del Hijo de Dios es y será siempre una buena noticia, porque Dios se ha hecho uno con nosotros (Emmanuel) al encarnarse en el seno virginal de María Santísima por obra del Espíritu Santo. Este acontecimiento es el centro de la navidad, y, su presencia ilumina la vida de toda la humanidad.

Por eso, la conmemoración de la Navidad es una fiesta de fe, esperanza, amor y de gran júbilo no sólo en cielo sino para todos los hombres de buena voluntad.

Fiesta de fe.

El evangelio narra que Cristo vino al mundo de la siguiente manera: estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. Él no quería ponerla en evidencia y pensaba dejarla en secreto y mientras pensaba esto, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.

Cuando José despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y recibió a su esposa. Y sin que él hubiera tenido relaciones con ella, María dio a luz un hijo y él le puso por nombre Jesús.

El acontecimiento único y totalmente singular de la encarnación del Hijo de Dios no significa que Jesucristo sea en parte Dios y en parte hombre, ni es el resultado de una mezcla confusa entre lo divino y lo humano. Él se hizo verdaderamente hombre sin dejar de ser verdaderamente Dios. Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre.

Por tanto, la fe es creer y María ha puesto su confianza en Dios, ha creído en lo anunciado por el ángel. José ha entrado en una pequeña controversia consigo mismo, pero el ángel del Señor le ha explicado que todo es obra de Dios. José ha creído en ello y recibido a María como su esposa, le ha dado un lugar digno y se ha preparado para recibir a Jesús como su verdadero hijo.

Fiesta de esperanza.

La navidad es una fiesta de esperanza porque Dios en su Hijo Jesús cumple las promesas de implantar la justicia, el derecho y el amor de Dios.

El nacimiento del Hijo de Dios, es una fiesta de esperanza porque Él viene a tocar las realidades temporales que nos tocan vivir, las cuales se deben de asumir hoy como un compromiso transformador. Por eso, es vital dejar que Cristo nazca en la vida de cada uno, que toque nuestras vidas y nos transforme desde dentro, para poder influir en la construcción de un mundo más óptimo.
Son muchos los católicos que están comprometidos con su vocación, profesión, su trabajo, etc. en la edificación de la sociedad y de la Iglesia, sin dejar a un lado los hombres de buena voluntad que en el día a día van construyendo un mundo mejor.

Fiesta de amor.

Hace más de dos mil años ocurrió en la ciudad de Belén algo inaudito. El César Augusto ha promulgado un edicto que ordenaba el censo en todo el imperio y José acude para empadronarse, junto con María su esposa que estaba encinta, por eso días le llego el tiempo de dar a luz y como no hubo posada para ellos. Ella dio a luz a su hijo, lo envolvió en pañales, lo recostó en un pesebre.

El Papa Benedicto XVI decía es necesario recuperar el asombró de este misterio y dejarnos envolver por su magnitud de este acontecimiento. Dios no dado cualquier cosa material, el regalo más grande que Él nos ha hecho es que se entregó a sí mismo en su Hijo único. En él encontramos el modelo más grande de dar, porque toda relación está sostenida e impulsada por el dar que es un don gratuito de su amor.

Fiesta de alegría.

La alegría del nacimiento de Jesús ha sido tergiversada por la idea consumista y por la ignorancia. El gozo del nacimiento de Dios se vive a espaldas de sí mismo.

Todos nos reunimos a celebrar con regalos, cena, música, reuniones con la familia, amigos, etc. sin embargo, Jesús no es el invitado ni el centro de tal reunión. La alegría plena de esta fiesta es a partir del conocimiento y vivencia de que Dios está con nosotros. Sin expulsamos a Dios y nos encasillamos en un mundo consumista, materialista, hedonista, etc. no garantiza la felicidad auténtica.
Para experimentar ese gran júbilo es necesario encontrarlo en el silencio de la vida, en nuestra conciencia, darle posada en nuestro corazón, porque el Dios es accesible y cercano, está entre nosotros.

Sólo así podremos hacer nuestras las palabras del ángel: No teman. Les traigo una buena noticia, que causará gran alegría, hoy ha nacido el salvador, que es el Mesías, el Señor.

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