1° DE ENERO DE 2017


OCTAVA DE LA NAVIDAD
Y SOLEMNIDAD DE “SANTA MARÍA MADRE DE DIOS”

¿Por qué es importante asistir a Misa este domingo 1° de enero?

En este domingo 1 de enero, gracias a Dios iniciamos un nuevo año en el calendario civil, en nuestras casas recibimos a familiares venidos de otros lugares donde laboran, salimos de compras y preparamos con anticipación la cena de media noche, brindamos, convivimos, cantamos y bailamos celebrando el inicio 2017.

Dentro de la liturgia de nuestra Iglesia celebramos la “Octava de la Navidad”, la cual inició con las vísperas de la Navidad el 24 de diciembre por la tarde, y culmina con las segundas vísperas de este domingo 1 de enero.

La celebración de la “Octava” tiene sus raíces en el Antiguo Testamento, en el que los judíos festejaban las grandes fiestas por ocho días. Asimismo, tal como se lee en el Génesis (17, 9-14), hace muchos siglos Dios hizo una alianza con Abraham y su descendencia cuyo signo es la circuncisión al octavo día después del nacimiento.

Jesús mismo, como todo judío, también fue circuncidado al octavo día y resucitó el “día después del séptimo día de la semana”. Es así que la Octava (ocho días) sigue siendo una tradición muy importante en la Iglesia y por ello se ha establecido sólo dos en el calendario litúrgico: la “Octava de Navidad” y la “Octava de Pascua”. Son ocho días en los que se celebra la Navidad como si fuese un solo día de gozo por la encarnación del Hijo de Dios.

Y la celebración más importante del día es la Solemnidad de “Santa María Madre de Dios”, uno de los cuatro dogmas Marianos, el Papa Pío XI, con ocasión del XV centenario del concilio de Éfeso (431), instituyó la Fiesta Mariana para el 11 de octubre, en recuerdo de este Concilio, en el que se proclamó solemnemente a Santa María como verdadera Madre de Cristo, que es verdadero Hijo de Dios; pero en la última reforma del calendario –luego del Concilio Vaticano II– se trasladó la fiesta al 1 de enero, con la máxima categoría litúrgica, de solemnidad, y con título de Santa María, Madre de Dios.

Los obispos, reunidos en el Concilio de Éfeso (año 431), afirmaron la subsistencia de la naturaleza divina y de la naturaleza humana en la única persona del Hijo. A su vez declararon: "La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios". Luego, acompañados por el pueblo y portando antorchas encendidas, hicieron una gran procesión cantando: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén".

San Juan Pablo II, en noviembre de 1996, reflexionó sobre las objeciones planteadas por Nestorio para que se comprenda mejor el título “María, Madre de Dios”. “La expresión Theotokos, que literalmente significa ‘la que ha engendrado a Dios’, a primera vista puede resultar sorprendente, pues suscita la pregunta: ¿cómo es posible que una criatura humana engendre a Dios? La respuesta de la fe de la Iglesia es clara: la maternidad divina de María se refiere solo a la generación humana del Hijo de Dios y no a su generación divina”, dijo el Pontífice.

“El Hijo de Dios fue engendrado desde siempre por Dios Padre y es consustancial con él. Evidentemente, en esa generación eterna María no intervino para nada. Pero el Hijo de Dios, hace dos mil años, tomó nuestra naturaleza humana y entonces María lo concibió y lo dio a luz”.

La maternidad de María “no atañe a toda la Trinidad, sino únicamente a la segunda Persona, al Hijo, que, al encarnarse, tomó de ella la naturaleza humana”. Además, “una madre no es madre sólo del cuerpo o de la criatura física que sale de su seno, sino de la persona que engendra”, enfatizó San Juan Pablo II.

Para terminar, es importante recordar que María no es sólo Madre de Dios, sino también nuestra porque así lo quiso Jesucristo en la cruz.


Ahora ya conoces dos razones por la cual acudir a Misa y celebrar la Eucaristía este domingo en familia y, al comenzar el nuevo año, pedir a María que nos ayude a ser cada vez más como su Hijo. Feliz año nuevo 2017, y que Dios nos conceda lo necesario para cumplir nuestros objetivos y metas.

Oscar Jassiel Cruz Martínez
Pastoral de comunicaciones
Parroquia Seminarística Santiago Apóstol

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