REFLEXIÓN 12 DE DICIEMBRE


MI ALMA GLORIFICA AL SEÑOR
Is 7, 10-14; Eclo 24, 23-31; Sal 66; Gál 4, 4-7; Lc 1, 39-48
Solemnidad de nuestra señora de Guadalupe
Patrona de América
12    de diciembre de 2016.

Pbro. Gilberto Lorenzana González
Formador en el seminario
Diócesis de Tuxpan

I. Ver

Hoy, es un día muy especial para los católicos, porque es un aniversario más de las apariciones de la Santísima Virgen María de Guadalupe a un indito llamado Juan Diego. Por eso le hacemos un homenaje sui generis en toda América y concretamente en nuestra Nación Mexicana. Hoy la saludamos con mariachi (cantándole sus mañanitas), la saludamos con flores, le realizamos veladas, peregrinaciones, caminatas, mandas, carreras, le hacemos cabalgatas, otras van en bicicletas o motocicletas, otros más en carreras de relevos. En fin la creatividad mexicana se desborda para homenajearla ya sea en la Villa, catedrales, parroquias, santuarios, capillas, ermitas, etc. porque todos la queremos saludar, honrar, cantar, agradecer y pedir algo.

La Nación entera se desborda, se paraliza todo México, algunos no van a clases (bueno casi nunca hay), las calles, avenidas, carreteras están transitadas por infinidad de peregrinos. El tráfico está a su máxima capacidad.

Todos se organizan (obreros, empresarios, vecinos, familias, taxistas, etc.), piden su celebración, bendición o su misa. Hasta se molestan si no vamos, pero es imposible poder atender a todos al mismo tiempo. A todos nos brota el fervor guadalupano por cualquier poro de nuestro ser.
Lo que sucede es algo inmensamente grande, sin precedentes, pero lo más curioso es que algunos estamos miopes porque no vemos o no queremos reconocer. Sin la presencia de María no se entiende Nuestro País. La historia de México va de la mano con la presencia Maternal de María.

II. Iluminar

  • María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel.


Es digno de admirar el gesto de María, no sólo de visitar a su prima sino que le lleva al Hijo de sus entrañas, le lleva al salvador del mundo. Por eso, se encamina presurosa porque para llevar el evangelio (Jesús), la Buena Nueva implica una actitud de disponibilidad.

Isabel ya va en el sexto mes y María se queda con ella para estar a su servicio, atenderla en todo lo que fuera necesario. Ella ya es de edad avanzada y la necesidad de una ayuda es de gran beneficio y que mejor que de su familia.

La visitación es una fiesta de la solidaridad donde María comparte con su prima la alegría porque serán madres.

Nuestra Nación es bendecida porque también María se encamina desde el cielo para visitarnos y quedarse con nosotros. Está a nuestro servicio.
  • Bendita tu entre la mujeres.

La expresión: “bendita entre las mujeres” es un adjetivo calificativo en su máxima expresión, o sea un superlativo o el máximo elogio.

En Israel es un honor y/o un privilegio que una mujer espere un hijo, porque podría tratarse del Mesías, por eso el saludo tiene ese eco mesiánico (cfr. Mt 21, 9s). Toda mujer hubiera deseado haber sido la Madre del Mesías, sin embargo Dios la ha elegido a Ella; la ha preservado con una gracia especial.

Algunos, más tarde alabarán a Jesús diciéndole: “¡dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron!”. Pero él dijo: “dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan” (Lc 11, 27-28).
  • ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme?

¿Quién es digno (a) de ver a Jesús y de recibir a su madre? En el sentido estricto absolutamente nadie.
  • Dichosa tu que has creído…

María no es alabada por Isabel porque va a ser madre de Dios, sino que es alabada por su fe. En el relato de la anunciación escuchamos la fe de María de esta manera: “yo soy la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra (cfr. Lc 1, 38). María es la mujer creyente, la que espera contra toda esperanza. Por esta razón es declarada bienaventurada. Esto lo entendemos con la expresión del Magníficat.
  • Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava.

Este himno tiene su resonancia en 1 Sam 2,1-11. María se dirige a Dios, con una actitud propia de los pobres (anawin), para expresar su alegría y su alabanza. Ella habla en primera persona: “mi alma, mi espíritu”. Habla de una experiencia profunda, habla desde su interior, desde su corazón. Aunque habla en primera persona, de fondo está la experiencia feliz de su pueblo porque ha llegado para Israel la salvación, el cual no hecho ningún mérito. Simplemente es don, gratuidad de Dios y María escribe esta situación a partir de la vivencia de su pueblo.

Isabel la ensalza, pero María desvía este elogio hacia Dios, porque es Él el que ha obrado maravillas en Ella. Es Dios el que se fijado en aquella jovencita de Nazaret, pobre y virgen, Él la ha elegido y desde ahora la llamarán dichosa.

III. Actuar

·         Al celebrar a María hagamos un compromiso de visitar y compartir con los demás nuestros gozos y nuestras tristezas. Seamos solidarios en todo momento y dispuestos a servir al más necesitado.

·         Que toda mujer se siente dichosa por ser tal, pero no olvide que ser madre de un hijo es un gran privilegio y un don de Dios. Por eso cuidemos de la vida que Dios nos da, en los hijos.

·         Nadie es digno de tener la presencia de María Santísima, sin embargo nosotros somos dichosos porque la tenemos, por eso hagamos un compromiso de valorar su amor maternal y cuidemos de nuestras madres terrenas.

·         La presencia de María reclama y exige fe. Por tanto, preguntémonos ¿si creemos en Dios y en la Virgen?

·         Alabemos constantemente a Dios por las maravillas que ha hecho conmigo.

¿Cuál y cómo es mi relación con santa María de Guadalupe? ¿Qué hago para entrar en una relación más cálida, sincera e íntima con Ella y con su Hijo?

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