REFLEXIÓN III 12 DE DICIEMBRE
EL NIÑO SALTO DE GOZO
Is 7, 10-14; Eclo 24, 23-31; Sal
66; Gál 4, 4-7; Lc 1, 39-48
Solemnidad de nuestra señora de
Guadalupe
Patrona de América
12 de diciembre de 2016
Pbro. Gilberto Lorenzana González
Formador en el seminario
Diócesis de Tuxpan
1. VER
Cada
uno de nosotros somos testigos de forma directa en indirecta de lo que acontece
en nuestro entorno. Hay muchas cosas valiosas en la sociedad, como también hay
cosas negativas.
Solo
quiero que nos concentremos en la vida humana. Lo valioso es que la mayoría de
los que van a ser padres de familia se preparan con tiempo para dicho
acontecimiento e involucran a los familiares.
Muchos recibimos con cariño,
afecto, ternura el nacimiento de un niño. Le brindamos un lugar cálido,
buscamos los medios necesarios para que desarrolle humanamente como son:
vivienda, comida, vestido, educación, etc.
Como
le negativo sobresalen: los hijos no deseados, como consecuencia de: relaciones
prematrimoniales, inmadurez, irresponsabilidad, etc. Además se recurre al
aborto, lo cual trae repercusiones en la salud, psicológica, moral y
económicas.
El
clima actualmente es muy desalentador porque se ha acrecentado la cultura de la
muerte, lo notamos a través de: secuestros, desaparecidos, mutilaciones y
ataques constantes a la vida humana.
Los
vicios (alcohol, tabaco, droga, etc.) se han acrecentado y ocasionan deterioro
y muerte.
2. ILUMINACIÓN
En
esta celebración, de la Santísima Virgen María de Guadalupe, el texto del
evangelio nos narra el encuentro efusivo de dos mujeres que se encuentran
esperando a un hijo. María ha recibo la noticia de que será la Madre del Hijo
de Dios; su prima Isabel será la madre de Juan Bautista. Ésta ya va en el sexto
mes y decían de ella que era estéril, pero para Dios no hay nada imposible.
María
es una mujer muy joven pero con una gran fe (confía plenamente en Dios), es
responsable del cuidado materno de su hijo, sabe que la imagen de Dios está en
ese niño que aún no ha nacido, sabe que el hijo que está esperando es por obra
y gracia del Espíritu Santo, puesto que ella no ha conocido varón y asume con
un entereza, madurez y con mucha esperanza esta encomienda de ser Madre.
Ella
lo lleva fuera de su casa y se traslada a un terreno desconocido, a la
intemperie, le ha mostrado algo drástico, fuerte, no hay un hogar material,
pero si un hogar cálido que es el interior de su propio corazón.
María
entonces al visitar a su prima no va sola lleva al verbo hecho carne en ella; lleva
el evangelio a través de las montañas de Judea, lleva la Buena Noticia; así
comienza María siendo estrella de la evangelización, va en busca de los que su
Hijo va a salvar. No le importó las molestias de un viaje que pudo durar 3 o 4
días, por eso va con docilidad y prontitud. Lo lleva en el silencio y se
manifestará ya al mundo. Va a acompañar y a servir a su prima, porque la
caridad es servicio.
Cuando llega a la casa de Zacarías y saluda a Isabel.
El niño de ésta salta de gozo y ella queda llena del Espíritu Santo. Por tanto,
el precursor es bendecido, santificado, antes de nacer, por mediación de María,
pues es ella mediadora de gracia. Y, nos educa que es necesario llevar a su
Hijo a todos los hombres.
Al celebrar un aniversario más de las apariciones
de la Virgen, no olvidemos que María nos trae a nuestro continente y en
especial a nuestra Nación a su propio Hijo, nos trae la Buena noticia, no viene
ella sola para quedarse, nos trae al verbo en su carne. Por eso pide un recinto
para que ambos se queden, no quiere una construcción solo material, el templo
que pide que edifiquemos es nuestra propia vida para recibirlos cálidamente.
Pide que le abramos nuestro interior, pide y reclama una posada en nuestra
vida.
3.
ACTUAR
La vida es sagrada
y sólo Dios es el dueño de la vida, nadie puede atribuirse el derecho de querer
atentar contra ella, esto exige de cada uno un gran compromiso de valorar,
respetar, promover, defender, custodiar la vida[1].
Todas aquellas acciones como son: los secuestros, abortos, suicidios, homicidios,
pena de muerte, etc. son un atentado contra Dios y contra la vida humana.
¿Qué hubiera sido
si María o Isabel hubieran abortado?
Por eso la
celebrar a la Santísima Virgen María, en su advocación de Guadalupe, cada uno
de nosotros de verse como hermano, debemos de respetar al otro, somos
guardianes del que está junto a mí. Si María es mi Madre, yo soy hermano de sus
demás hijos y debemos vernos como tales.
Que cada esposa o
madre, asuma con responsabilidad esta misión que Dios les confía. No olvidemos
que un hijo es una bendición y no una maldición. Es una alegría para el hogar y
para toda la familia.
Por eso, que cada
padre de familia acoja benignamente a sus hijos y los eduque humana y
espiritualmente.
[1]
Cfr. Papa Francisco, exhortación apostólica evangelii
Gauidium, núm 213-215
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