REFLEXIÓN II 12 DE DICIEMBRE

BENDITA ENTRE LAS MUJERES

Is 7,10-14; Eclo 24, 23-31; Sal 66; Gal 4, 4-7; Lc 1, 39-48

Solemnidad de nuestra señora de Guadalupe

Patrona de América

12 de diciembre de 2016

Pbro. Gilberto Lorenzana González

Formador en el seminario

Diócesis de Tuxpan

Nuestro continente y nuestra Nación Mexicana están de fiesta, porque celebramos un aniversario más de las apariciones de la Santísima Virgen María, en su advocación de Guadalupe, en el cerro del Tepeyac a un indito de nombre Juan Diego.

Somos dichosos los mexicanos porque Dios ha puesto sus ojos en nuestra Nación. Por eso, le expresamos a nuestra Madre infinidad de muestras de cariño y agradecimiento; las cuales también van dirigidas hacia nuestro Padre Dios.

Hoy, en la liturgia de la Palabra, se nos proclamó el texto de la visitación, la cual tiene su origen en el cielo y va a la tierra, pasa por Nazaret a Jerusalén y de Jerusalén a Judea y, de ahí hasta los confines de la tierra.

La visitación se da, después de que, a María se le ha anunciado por medio del Ángel, que será la Madre del Salvador. Ella voluntaria, consciente y responsablemente asume esta encomienda por parte de Dios.

Esta visita de María a Isabel se concretiza en la casa de Zacarías; Ella entrando saluda a Isabel. No se detiene por el camino, sino que va presurosa, es decir con prontitud. Pero para que esto haya sucedido así, tuvo que dejar Galilea (Nazaret) e ir sin ninguna escala a las montañas de Judea. Dicho peregrinar pudo durar fácilmente de 3 a 4 días.

Precisamente éste es el encargo que Dios da a sus profetas de no detenerse a saludar por el camino a nadie (cfr. Lc 10, 4). Dios mismo les recuerda a sus mensajeros que: “en la casa en que entres, decid primero: ´paz a esta casa´. Y si hubiere allí un hijo de paz, nuestra paz reposará sobre él; si no volverá a nosotros” (Lc 10, 5).

El saludo de María de paz, no es sólo de ella, a su prima; sino que también es un saludo de su Hijo (que lleve en su vientre) hacia Isabel y hacia el hijo de ella que es Juan Bautista. Este saludo también se hace extensivo para toda la humanidad. El saludo que se dan es familiar (son primas), cordial, lleno de gozo (ambas serán madres), lleno de afecto, cálido (tiempo sin verse), con profundo respeto, admiración mutuamente y de exquisito espíritu, etc.

San Lucas expresa que ante dicho saludo suceden dos hechos: a) Juan Bautista “salta en su seno” y b) ella (Isabel) “quedó llena del Espíritu Santo”.

¿Qué significa que Juan haya saltado de gozo en el seno de su madre? Indica una emoción fuerte de la madre, significa un anuncio del futuro de Juan, además de tener el privilegio de hallarse ante el Mesías (Jesús). Por otra parte, Isabel por revelación divina sabe que está frente a “la Madre de mi Señor”. Por eso la proclama “bendita entre las mujeres”. María sabe que lleva consigo al autor de la vida, sabe que lleva al Hijo de Dios, al Salvador del mundo.

Breve aplicación:

Cuando María visita a su prima Isabel, ésta ya va en el “sexto mes” de ahí que su estadía fue de tres meses llenos de mucha alegría y de un enorme servicio. Nosotros los mexicanos estamos inmensamente agradecidos con Dios y con María Santísima porque celebramos 485 años de que vino a visitarnos y a quedarse con nosotros en nuestro diario peregrinar hacia el Padre.

Sin embargo, ojalá que esta euforia no se quede solamente en este día. Ella es nuestra Madre todo el año, por eso valoremos su presencia amorosa y cada día brindémosle un enorme tributo, por medio de un saludo sincero a través de la oración del Ave María o por medio del rezo del santo rosario (individual, familiar o grupal).

Brindémosle un saludo de agradecimiento reconociendo que Ella nos trajo a su Hijo, al verdadero Dios por quien se vive y recibámoslo en la Sagrada Comunión. Que su imagen maternal no sólo la llevemos en un cuadro, sino que esté profundamente impregnada en nuestra conciencia y en nuestro corazón.

Que en los momentos de alegría y tristeza recordemos que Ella es la madre del amor, del temor del conocimiento y de la santa esperanza. En Ella está la gracia del camino y de la verdad, toda esperanza de vida y de virtud.