REFLEXIÓN PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO
ADVIENTO, CAMINO
DE LUZ
Is 2,1-5; Sal 121;
Rom 13,11-14; Mt 24,37-44
I domingo de
adviento, ciclo “A”
27 de noviembre de
2016
Pbro. Gilberto Lorenzana González
Formador en el seminario
Diócesis de Tuxpan
Hoy inicia un nuevo año
litúrgico, denominado ciclo “A”. El guía de este ciclo es el evangelista Mateo;
en el ciclo “B” es san Marcos y en el ciclo “C” es san Lucas. Todos los
evangelistas nos introducen en el misterio de Cristo para gozar de sus
dulzuras.
Este
itinerario es una preparación que dura cuatro semanas hacia la celebración de
la navidad. Uno de los temas que las lecturas nos presentan en este primer
domingo de adviento es el camino de la luz.
1.
Caminar
por la luz y vencer las tinieblas.
El texto de Isaías (2,1-5)
nos relata la visión que él tuvo, se trata de que el pueblo emprenda un caminar
hacia la casa del Señor y dice: “Vengan,
subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob, para que él nos instruya en
sus caminos y podamos marchar por sus sendas. Al final el texto exhorta:
¡casa de Jacob, en marcha! Caminemos a
la luz del Señor.
En la segunda lectura (Rom
13,11-14) se dice: ya es hora que despierten
del sueño…La noche está avanzada
y se acerca el día. Desechemos…las obras de las tinieblas y revistámonos con las
armas de la luz.
El evangelio (Mt
24,37-44) exhorta a velar y estar
preparados, porque nadie sabe qué día va a venir el Señor. Porque si un
padre de familia supiera a qué hora va a
venir el ladrón, estaría vigilando y no
dejaría que se le metiera por un
boquete de su casa.
Atentos porque el ladrón
no siempre actúa de noche, sino también cuando estamos dormidos. Ese ladrón es
el mal (Demonio). De ahí que, las lecturas exhorten a caminar por el sendero de
la luz y a vencer las tinieblas.
2.
Victoria
de la luz sobre las tinieblas.
La vigilia es la manera
de vencer la noche, el que está en vigilia, está vigilante y está vigilando.
Esta es una victoria sobre la noche y sobre las tinieblas. Cada lectura nos
presenta una manera de ver la victoria de la luz sobre las tinieblas, a saber:
a)
Victoria
de la luz sobre las tinieblas en Isaías 2,1-5.
Esta victoria se da
cuando cada ser humano se acerca a la
luz. Hay dos luces: la luz de la
razón y de la revelación. Así lo dijo hace mucho tiempo Santo Tomás de
Aquino.
· Luz
de la razón: ¿Dónde hay luz que guie y me pueda
acercar?. Cada vez que pienso correctamente, sobre lo verdadero, noble y justo,
me voy acercando a la luz. Cada vez que indago y llego a la conclusión de quién
gobierna mi vida y quién gobierna el mundo. También necesito leer y no
cualquier lectura sino aquellos textos que me ayudan a pensar, analizar y criticar.
Cada vez que veo un programa televisivo honesto, cada vez que leo el periódico que
es leal a la verdad, asistir a cursos de formación ética y profesional, etc.
·
Luz
de la revelación: Me acerco a la luz de la revelación
cuando leo la Sagrada Escritura, recibo los sacramentos, hago oración, vivo en
la caridad, leo la vida de santos, etc.
b)
Victoria de la luz sobre las tinieblas en Romanos 13,11-14.
Esta victoria se da
cuando el ser humano despierta del
letargo profundo en el que se encuentra.
Despertar
es
darse cuenta, abrir los ojos que
estoy mal, es ver con claridad las cosas
cómo son y cómo deben de ser. ¿Qué me ayuda a despertar? Oír buenas
predicaciones, los grupos de oración, los retiros, la evangelización, la
catequesis y los kerigmas me ayudan a abrir bien los ojos e incluso los
acontecimientos tristes de la vida (accidentes, pérdida de una persona…) Cuando
despierto nos cuestionamos: ¿En dónde estoy? ¿Hacia dónde voy? Por tanto, nos
ubicamos y reubicamos.
c)
Victoria
de la luz sobre las tinieblas en Mateo 24, 37-44.
Esta victoria se da
cuando el católico sabe vigilar. Vigilar
es estar despierto y lo contrario a ello es estar dormido (cambiar de
posición). Estar dormido, es ser una veleta, es ser un títere o marioneta de
otro. Por lo mismo, el dormido hace cosas que otros hacen, es dejarse llevar
por las corrientes del mundo.
Por otra parte, Jesús no
quiere que sucedan acontecimientos trágicos para cambiar. Él pide estar vigilantes,
invita a acercarse cada quien a la luz, pide que la conciencia despierte, la
inteligencia no siga dormida, que el ser humano abra los ojos, que su amor sea
comprendido y vivido.
El adviento es tiempo para buscar la luz, porque
Cristo ya viene, que la rutina no nos envuelva como en tiempos de Noé. Lo que
sucedía en ese tiempo sucede también hoy porque la gente está sólo preocupada
de comer, beber, casarse y divorciarse. Pero se olvida en estar vigilantes, sin
embargo el adviento es tiempo para buscar la luz.
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