JESÚS PASTOR Y REY
JESÚS PASTOR Y REY
2 Sam 5,1-3; Sal
121; Col 1, 12-20; Lc 23,35-43
20 de noviembre de
2016
Pbro. Gilberto Lorenzana González
Formador en el seminario
Diócesis de Tuxpan
David
pastor y rey.
David aprendió desde el
ambiente familiar el trabajo del campo, principalmente la vida pastoril. Desde
temprana edad sabía cuidar de un rebaño, llevarlo a los pastos abundantes,
cuidar de la oveja enferma y débil, era un quehacer ordinario. Esto que
realizaba con los animales después lo vivió en la conducción de un pueblo, éstos
mismos lo reconocen y afirman: “ya desde antes, aunque Saúl reinaba tú eras el
que conducía a Israel”.
La primera lectura (2 Sam
5,1-3) afirma que, ante la presencia del Señor y ante los ancianos de Israel
David hace un pacto y lo ungen como rey. Desde entonces tiene la noble
encomienda de guiar a los suyos por el verdadero camino.
Por tanto, El reinado de
David es imagen o figura de Jesús, como rey es un jefe que dirige, ordena, reina
y, tiene esa visión amplia de conducir. El pastor desciendo a la enfermedad, va
en la búsqueda y el detalle mínimo de cada oveja que con delicadeza y ternura
les muestra su ser de pastor. David es pastor y rey y éste es una anticipación de
Cristo que es Rey y Pastor.
Nos
ha traslado al reino de su Hijo amado
El texto de los
colosenses es conocido como un himno. En él se resaltan varias ideas, a saber:
Cristo es el fundamento de todo, Él existe antes que todo, Él es la cabeza de
la Iglesia, es el primero en todo, Él reconcilió consigo todas las cosas.
Hay que detenernos en: dar gracias a Dios porque nos ha permitido participar del reino de su luz y
nos ha trasladado al Reino de su Hijo amado. La luz es el ser de Dios, es
su dominio y se identifica con el cielo; en este lugar que espera a los fieles,
es el tesoro de su gracia, que nos ha preparado con su sangre en la cruz. Desde
el bautismo Dios nos ha capacitado para participar de esta herencia.
Por otra parte, se afirma
que nos ha traslado al Reino de su Hijo amado, efectivamente Jesús en su muerte
pasó por el reino de las tinieblas, pero de ahí ha salido victorioso y el Padre
lo ha llevado al Reino de la luz, al Reino de los cielos y de ello cada
bautizado es partícipe por la recepción de dicho sacramento, pero a la vez es
la promesa al final de nuestra existencia.
Jesús
Pastor y Rey.
Él es un Buen Pastor porque conoce a sus ovejas,
las lleva a buenos pastos, sabe cuándo las ovejas necesitan de un cuidado
especial porque están enfermas, débiles, etc. pero sobre todo Cristo es el Buen
Pastor porque da la vida por ellas. Esto en dos órdenes: en primer lugar, en
una donación total de sí en cada actividad que realizaba (curar enfermos,
expulsar demonios, orar, perdonar, etc.) y en segundo lugar, da la vida por las
ovejas cuando mueren en la cruz. No se reserva nada para sí, su donación es un
vaciamiento de su persona para darnos de su amor. Porque el Buen Pastor es que
el da la vida.
Tenemos que admirar esta
imagen de Buen Pastor y decir como normalmente expresamos: “cuando sea grande
quiero ser como tú”. Ese ser grande se empieza desde hoy.
Por otra parte, Cristo es Rey porque fue ungido, ser ungido es ser Mesías, ha recibido la
unción, está ungido, impregnado, empapado por el Espíritu Santo o sea trae un
nuevo aroma, una nueva fragancia, una manera fresca de gobernar, de guiar,
enseñar y santificar. Por tanto, tiene carisma, es decir tiene el Espíritu
Santo y con Él todos los carismas. Atrae multitudes, sabe seducir, atrae,
porque su atracción es el amor.
Comentarios
Publicar un comentario