REFLEXIÓN DEL DOMINGO XXXI DEL TIEMPO ORDINARIO
LA MULTITUD,
ZAQUEO Y JESÚS
Sab 11,22-12,2;
Sal 144; 2 Tes 1,11-2,2; Lc 19,1-10
XXXI domingo del
tiempo ordinario, ciclo c
30 de octubre de
2016
Pbro. Gilberto Lorenzana González
Formador en el seminario
Diócesis de Tuxpan
En el evangelio de este
domingo hay muchas actitudes que nos ayudan a revisar nuestra vida; para ello
es necesario detenernos a observar los personajes que intervienen en este
texto. Los personajes son: la multitud, zaqueo y Jesús. Hay que hacer el
ejercicio de ponernos en el lugar de cada uno de ellos.
La
multitud.
La multitud adquiere dos
actitudes en esta escena: una es que obstaculiza o estorba para que zaqueo vea
de forma visible a Jesús. Además cuando Jesús decide ir a hospedarse en casa de
Zaqueo la multitud obstruye para que la misericordia de Jesús brille con mayor
intensidad. Por eso adoptan la actitud de murmurar contra Cristo diciendo: “Ha
entrado a hospedarse en casa de un pecador”.
La multitud de aquél
entonces es similar a la de hoy, actualmente, hay una multitud que bloquea el
mensaje, el amor, la misericordia de Dios y también bloqueamos que algunos se
acerquen a tener ese encuentro con Jesús.
Por tanto, ¿Somos
transparencia para que la bondad de Jesús la conozca la gente o somos opacidad?
¿Ayudo para que la misericordia de Dios sea visible? ¿Comparto las alegrías de
Jesús o murmuro contra Él, su Iglesia y sus fieles? ¿Bloqueo el encuentro de
mis hermanos con Jesús? ¿Mi vida es coherente con mi fe? ¿Hablo bien de mis
hermanos?
Zaqueo.
Es un publicano, con
rango de ser jefe de ellos. Es un pecador y socialmente despreciado por la
función que realiza, es detestable porque ha oprimido al pueblo por la
obtención de impuestos para el imperio y de ellos también es favorecido e
inclusive llevan una vida de lucro.
Zaqueo experimenta un
vacío existencial, de ahí que se reconozca pecador y por eso toma la iniciativa
de ir en la búsqueda de Jesús, no para cobrarle algún impuesto, sino para
saciar ese vacío. Si zaqueo, estuviera bien en su función, en su labor, en su
situación de pecado, estuviera estacionado y no le hubiera importado que Jesús
fuera por ese lugar y después hospedarse en su casa. Él ha tenido éxito
haciendo las cosas mal, sin embargo no está bien, él experimenta un gran vacío,
hay una inquietud, hay un llamado por parte de Dios y es esta experiencia la
que lo mueve para encontrase con Jesús.
Por otra parte, por ser
de baja estatura la multitud no le permitía ver a Jesús, sin embargo esto no
fue un impedimento real, sino que corre y haciendo alarde de su astucia, se
sube a un árbol para poder verlo cuando pasara por ahí ya que se ha dejado
inquietar por su conciencia.
Es necesario revisar
nuestra vida y preguntarnos: ¿Tengo algún vacío existencial? ¿Veo esos vacíos
como oportunidades para buscar a Dios? ¿A pesar de mis defectos soy hábil para
poderme encontrar con Jesús? ¿Me dejó vencer por los obstáculos? ¿He invitado o
me dejo invitar por Jesús para que Él se hospede en mi hogar?
Jesús.
Ser tal como es el Señor
nos rebasa, sin embargo de Él debemos de aprender constantemente que sus
actitudes, sus palabras, sus sentimientos y criterios son para nosotros ejemplo
de vida.
Su mirada es una visión
de ternura, compasión y de amor no observa al pecador (Zaqueo) como los demás
lo ven y ni mucho menos lo reprueba por su vida. Él tiene una mirada de misericordia,
por eso le dice: “bájate pronto…”.
A veces pensamos que
Jesús es cómplice con el pecador, sin embargo no es así, Jesús acepta a la
persona tal como es, pero lo transforma, lo hace que cambie. Por tanto, la mente,
corazón, conciencia y actitud de Zaqueo ya no son las de antes, sino que de
ahora en adelante es una nueva persona. De ahí que dará a los pobres la mitad
de sus bienes y si ha defraudado a alguien le va a restituir cuatro veces más.
¿Juzgo a las personas? ¿Las
condeno con mis miradas? ¿Observo a las personas con ternura, compasión y amor?
¿Soy cómplice de las malas conductas de los demás? ¿Contribuyo para que las
personas cambien?
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