DÍA DEL MÉDICO
Parroquia Seminarística Santiago Apóstol, Tantoyuca Ver. Hoy 23 de octubre se celebra el Día del Médico en México, aunque a nivel
internacional se festeja cada 3 de diciembre.
La razón de que en México se conmemore en una fecha distinta al
resto del mundo es que en ese día del año 1833, el doctor Valentín Gómez Farias
inauguró el Establecimiento de Ciencias Médicas en la Ciudad de México. Y en la
Convención de Sindicatos Médicos Confederados de la República realizada en
Cuernavaca en 1937 se ratificó que el Día del Médico se conmemorara cada 23 de
octubre en honor de Gómez Farías. Por su parte, el día internacional fue
establecido en una reunión de 1933 en Texas, para recordar el natalicio del
doctor Juan Carlos Finlay, investigador de la fiebre amarilla en Cuba.
CUÁLES SON LAS EXIGENCIAS DE SER MÉDICO
Al médico, su profesión le exige
ser custodio y servidor de la vida humana. Debe hacerlo mediante una presencia
vigilante y solícita al lado de los enfermos. La actividad médico-sanitaria se
funda sobre una relación interpersonal, es un encuentro entre una confianza y
una conciencia. La confianza de un hombre marcado por el sufrimiento y la
enfermedad que se confía a otro hombre que puede hacerse cargo de su necesidad
y que lo va a encontrar para asistirlo, cuidarlo y sanarlo.
El médico que se ocupa de los pacientes deberá ser consciente de que
allí está implicada toda la humanidad y le es requerida una entrega total. Esta
es la misión que lo constituye, y es el fruto de una llamada o vocación que el
médico escucha, personificada en el rostro sufriente e invocante del paciente
confiado a sus cuidados. Aquí se enlaza la misión del médico de dar la vida,
con la del mismo Cristo que vino a dar la vida y darla en abundancia (Jn
10,10). Esta vida trasciende la vida física hasta llegar a la altura de la
Santísima Trinidad, es la vida nueva y eterna que consiste en la comunión con
el Padre a la que todo hombre está llamado gratuitamente en el Hijo, por obra
del Espíritu Santo.
El médico es como el buen samaritano que se detiene al lado del
enfermo haciéndose su próximo (prójimo) por su comprensión y simpatía, en una
palabra, por su caridad. Así el médico participa del amor de Dios como su
instrumento difusivo y a la vez se contagia del amor de Dios hacia el hombre.
Esta es la caridad terapéutica de Cristo que pasó haciendo el bien
y sanando a todos (Hch 10,38). Y al mismo tiempo, la caridad hacia Cristo
representado en cada paciente. Él es el que es curado en cada hombre o mujer,
"cuando estaba enfermo, me fuiste a ver", como dirá el Señor en el
Juicio final (Mt 25,31-40).
De aquí resulta que la identidad
del médico es la identidad recibida por su ministerio terapéutico, su
ministerio de la vida. Es un colaborador de Dios en la recuperación de la salud
en el cuerpo del enfermo. La Iglesia asume el trabajo del médico como un
momento de su ministerio, pues considera el servicio a los enfermos, parte
integrante de su misión; sabe bien que el mal físico aprisiona al espíritu, así
como el mal del espíritu somete al cuerpo. De esta manera, el médico con su
ministerio terapéutico participa de la acción pastoral y evangelizadora de la
Iglesia. Los caminos por los que debe caminar son los marcados por la dignidad
de la persona humana y por tanto de la ley Moral. En especial cuando trata de
ejercer su actividad en el campo de la Biogenética y la Biotecnología. La
Bioética le dará sus cauces delineándole sus principios de acción.
Ser un buen médico va más allá de la excelencia académica, ser un
buen medico implica entrega, sacrificio, preocupación por el otro, generosidad,
lealtad y honestidad. Ser un buen médico es prevenir y, curar la enfermedad, es
conocer las limitaciones de la ciencia, es acompañar en la muerte digna. Ser un
buen médico es hacer uso racional y adecuado de los recursos, es conocer el
sistema dentro del cual se ejerce. Ser un buen médico es una responsabilidad y
un deber, es sentirse comprometido con el paciente, es entregarle lo mejor de
nuestras capacidades, conocimientos y valores. Ser un buen médico significa
construir país y futuro, aportar para fortalecer las bondades de nuestro
sistema y trabajar para mejorar y corregir sus deficiencias. Ser un buen médico
es también ser maestro y lograr que las nuevas generaciones de médicos sean
cada vez mejores.
Por todas estas exigencias, por el largo camino el cual se tiene
que recorrer para ser médico, por sus noches de desvelo, por sus guardias de
36, 48 o hasta 72 hrs, por dormir cuando sólo cuando se puede, por tener
paciencia, constancia, por haber elegido la carrera profesional la cual trata
con la vida de seres humanos creación más perfecta de Dios hoy les deseamos
nuestras más sinceras felicidades. Encomendamos su gran labor a San Lucas,
escritor del Evangelio de San Lucas y el Libro de los Hechos de los apóstoles,
quien fue médico de profesión para que interceda por su trabajo, sus familias y
por cada uno de ustedes y sus necesidades. Dios los Bendiga.
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