REFLEXIÓN DEL DOMINGO XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIO
VAYAN A
PRESENTARSE ANTE LOS SACERDOTES
2 Re 5, 14-17; Sal
97; 2 Tim 2, 8-13; Lc 17, 11-19
XXVIII domingo
ordinario, ciclo c
9 de octubre de
2016
Pbro. Gilberto Lorenzana González
Formador en el seminario
Diócesis de Tuxpan
Mientras Jesús va de
camino a Jerusalén diez leprosos le suplican: ¡Jesús, maestro, ten compasión de
nosotros! Él les recomienda que “vayan a presentarse ante los sacerdotes”.
Mientras iban de camino quedaron limpios de la lepra.
1.
VAYAN
A PRESENTARSE ANTE LOS SACERDOTES.
Jesús envía a los
leprosos a la instancia sanitaria, que es el sacerdote, el cual tiene la
facultad de certificar o no la curación y con ello permita a los sanados su
incorporación a la convivencia o seguir marginados. Es notable que Jesús no les
dice que están curados, sino que se presenten ante los sacerdotes.
Los leprosos se fían (tienen
fe –reflexión del domingo pasado˗) de Jesús. Lucas presenta, pues, el milagro
como fruto de la confianza y de la disponibilidad de los leprosos. Éstos
sanaron en la acción porque se les dijo qué hacer y lo realizaron (obedecieron
con humildad) confiaron en la palabra de Jesús, aun en contra de la evidencia
externa.
·
Para tocar lo divino necesitamos ejercitar
nuestra fe
·
Hay que atreverse a creer en la palabra de
Cristo.
· Fe es la seguridad de que Dios nos va a
proveer, es creer y actuar, es confiar que lo esperado sucederá.
2.
JESÚS
ES EL SACERDOTE.
Por otra parte, Jesús
envía a los leprosos presentarse ante los sacerdotes, los cuales por obvias
razones están en el templo. Sin embargo, ¿A qué templo se refería? ¿El de
Jerusalén o el del monte Garizím? El templo de Jerusalén o de Salomón es para
los judíos el santuario principal, en su interior se encuentra el arca de la
Alianza. Los samaritanos tiene un templo en Garizim (ver Jn 4, 19-22). Sin
embargo, Jesús afirma que hay que adorar a Dios en espíritu y en verdad (ver Jn
4, 23-24).
El samaritano está como
medio confundido, porque no sabe si recurrir a Jerusalén o Garizim y regresa
hacia Jesús, lo alaba, le da las gracias y lo adora. Por tanto, es Jesús el que
hace la labor de sacerdote (aunque será el texto de los Hebreos quien lo
proclame como sumo sacerdote) y lo declare limpio como marca la ley de Moisés.
3.
QUEDARON
SANOS DE LA LEPRA.
La sanación de la lepra
puede ser de forma natural o por un milagro, como el de Naamán que se bañó
siete veces en el río Jordán, que es signo de una gratuidad, amor o
benevolencia divina y por un poder profético.
En el caso de los diez
leprosos su curación es signo de que Jesús es el profeta que ha de venir, el
esperado, es manifestación de que el reino está presente. Su curación hace que
se reintegren a la comunidad, son ya purificados de su pecado, participan del
culto, se cancela lo impuro y nacen a una nueva vida.
Las normas legales son
para dar credibilidad de que han sido curados, que han cumplido lo prescrito y
que el sacerdote es un testigo del acontecimiento milagroso.
4.
SER
CURADOS ES TENER VIDA.
Curar de lepra es dar
vida a una persona. El leproso recupera todo lo que ha perdido. Naamán, siente
que al ser curado Dios le dado la vida y por eso ya no le da culto a nadie más,
sino al Dios de Israel.
Por eso, el leproso que
es curado alaba, agradece y se postra ante Jesús porque le ha dado la vida.
Este signo determina el rumbo de su nueva vida, se pone a su disposición y la
alabará siempre.
La vida consiste en que
te conozcan a Ti Padre y a tu enviado Jesucristo. Ahora Dios nos ha dado una
nueva vida desde el día de nuestro bautismo.
Nos
cuestionamos:
¿Acuda al sacerdote para
que me cure de mis males morales y espirituales? ¿Me confieso cada vez que sea
necesario? ¿Cuándo estoy enfermo pido la unción? ¿Soy agradecido con Dios por
todo el bien que me ha hecho? ¿Soy agradecido con las personas que me han hecho
un bien? ¿Adoro a Dios en espíritu y verdad?
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