SEGUNDA REFLEXIÓN DEL XVI DOMINGO ORDINARIO


MARÍA ESCOGIÓ LA MEJOR PARTE
Gén 18,1-10; Sal 14; Col 1, 24-28; Lc 10,38-42
Domingo XVI del tiempo ordinario, ciclo c
17 de julio de 2016

Pbro. Gilberto Lorenzana González
Formador en el seminario
Diócesis de Tuxpan

En las escuelas rabínicas del tiempo de Jesús, no permitían que los niños ni las mujeres se instruyeran en la ley. En cambio, el Maestro Jesús permite que los niños se le acerquen y que las mujeres se instruyan en la escucha de su palabra. La postura propia de un discípulo es estar a los pies del maestro, como lo hace Pablo a los pies de Gamaliel (ver Mc 3,31-35; Hech 22,3).

María de Betania es una discípula del Señor y adopta esta actitud. Marta le reclama a Jesús que su hermana la ha dejado con todo el quehacer y le solicita a Él para que su hermana le ayude. La respuesta de Jesús es clara y contundente: “Marta, Marta, muchas cosas te preocupan e inquietan, siendo que una es necesaria. María ha escogido la mejor parte y nadie se la quitará”.

Marta ha adoptado la actitud de toda mujer de todos los tiempos, el deseo ferviente de servir en los quehaceres domésticos, pues es propio de una mujer: cocer el pan, cocinar, servir al hombre, lavarle los pies, etc. En cambio su hermana ha adoptado la actitud de un varón, estar escuchando al Maestro, pues lo propio de un hombre es formarse en la escucha de la ley.

La enseñanza de Jesús es clara. Ahora los niños y las mujeres tienen el derecho de escucharlo y formarse bajo sus pies. No está en contra de servicio de Marta, sino de la forma en que lo realiza; además no quiere ver a las mujeres sólo absorbidas por asuntos del hogar, no pueden quedarse las mujeres reducidas sólo a esos quehaceres, sino que las quiere ver sentadas escuchando su palabra, descubriendo su voluntad y realizándola.

No olvidemos que el verdadero Maestro que nos enseña las directrices hacia la verdadera felicidad, es Jesús. ¿Cuánto tiempo le dedicamos para escucharlo? ¿Obedezco sus enseñanzas?

La Iglesia sostiene la fe en tres sólidas bases, a saber: 1) La Sagrada Escritura, 2) Magisterio y 3) La Tradición. Bajo este orden debemos de educarnos y no invertir los papeles. Porque a veces nos concentramos más en la Tradición o el Magisterio y la Palabra de Dios a veces la relegamos inconscientemente.

Aspectos prácticos
  • La Iglesia reconoce, valora y promueve la vida contemplativa, es decir los monasterios, los conventos de claustro dedicados sólo a la oración, a la escucha y meditación de la Palabra de Dios. Su vida es un ejemplo de gran valor en todos los tiempos, pues muchos santos ha surgido de ahí.
  • Todo discípulo del Señor antes de realizar un servicio apostólico debe de educarse en la escucha obediente de la Palabra de Dios. El servicio sincero brota de la obediencia a la Palabra de lo contrario las ganas por servir se esfuman.
  • Sabemos que los presbíteros somos muy pocos, sin embargo no es excusa para que no les dediquemos tiempo en el estudio de la Palabra de Dios.
  • Nos alegramos con tener en la Iglesia valiosas mujeres que dan su vida en el servicio generoso como: ministras de la comunión, celebradoras, coordinadoras de diversos grupos, religiosas, etc. pero sobre todo valoramos en deseo sincero de formarse en la fe; semana tras semana están en el estudio, reflexión de la palabra de Dios para realizar su voluntad. Más aún, la Iglesia reconoce las grandes aportaciones de mujeres teólogas, las que están preparándose en doctorados, licenciaturas, diplomados etc. y que son gran ejemplo del deseo de formarse a los pies del Maestro. Sus aportaciones en el campo de la pastoral son de gran beneficio para todos.
  • No escuchemos las voces de afuera porque éstas nos alimentan el ego y el ego nos aleja de los verdaderos maestros que debemos de escuchar. No te engañes y escucha al maestro de Maestros, Él te dirá lo que no eres, para que seas lo que realmente debes de ser, despójate de lo banal y vístete ya de tu ser. Hoy es el inicio de ello. Así que si escuchas al Maestro Él iluminará tu mente, irradiará tu corazón para que seas aquí y ahora plenamente feliz. Si lo escuchas sabrás todo y en todo encontrarás algo digno para ti y te elevarás constantemente como persona y como discípulo. El no escucharlo te convierte en ignorante y esto te empobrece. Tú tienes un sabio en tu interior, escúchalo; entonces todo será luminoso y podrás compartirlo todo: serás feliz y harás feliz a muchos.

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