REFLEXIÓN 2 DEL XVII DOMINGO ORDINARIO
ENSÉÑANOS A ORAR
Gén 18, 20-32; Sal
137; Col 2, 12-14; Lc 11,1-13
Domingo XVII del
tiempo ordinario, ciclo c
24 de julio de
2016
1.
Señor, enséñanos a orar.
Jesús es el Maestro de la
oración porque está en un constante diálogo de amor con el Padre. La oración es
para Él su vida, alimento, es comunicación íntima con su Padre. Nunca rompió esa
intimidad o diálogo con su Padre, pues la asiduidad hace de Él un Maestro en
este arte. Esto cautiva a los discípulos
y los anima a imitarle. Le piden que les
enseñe a orar, como Juan ha enseñado a sus discípulos. Él nos deja la oración
por excelencia que tenemos: el Padre Nuestro.
2.
Enséñanos a orar con el Padre Nuestro
- Nos dirigimos a Dios llamándolo «Padre». Es una Expresión llena de ternura, de esperanza confiada, seguros de seremos escuchados en nuestra necesidades. Además al llamarlo Padre reconocemos que Él es la fuente de la vida, más aún que la relación mía con Él pasa por el prójimo.
- Santificado sea tu nombre. Es reconocer que estamos llamados a la vida de santidad.
- Venga tu reino. El reino fue inaugurado por Jesús con su palabra, muerte y resurrección, es un proyecto eterno de Dios que consiste en la salvación y su desarrollo se debe a la actuación de Dios y la colaboración del hombre.
- Danos hoy nuestro pan de cada día. Le pedimos que nos conceda el pan necesario para vivir, Él quiere para nosotros el alimento del cuerpo; pero también nos el pan de la palabra y de la Eucaristía, que es el pan de la vida, pues Cristo mismo es nuestro pan.
- Perdona nuestras ofensas puesto que también nosotros perdonamos a todo aquel que nos ofende. Le pedimos a Dios que nos conceda su perdón y, fuerzas, generosidad, humildad para poder perdonar, a imitación suya, a quienes nos ofenden. Esto implica en primer lugar reconocernos pecadores, reconocer su gracia, valorar el sacramento de la reconciliación, hacemos un buen examen de conciencia y en la vida diaria valoramos al hermano y lo perdonamos porque deseamos ser perfectos como el Padre.
- No nos dejes caer en tentación. El mal está presente de diversa maneras, a saber: mal físico, mal moral, mal social, mal en general, las personas malas y sobre todo el maligno; sin embargo no estamos solos, Jesús es el Emmanuel, es decir Dios con nosotros y es el liberador de todo la maldad que hay en el mundo. El Espíritu Santo nos guía hacia la verdad plena y tenemos fe en el Padre que es bondadoso y misericordioso. De tal manera que si caemos nos levantaremos con la gracia de Dios.
3.
Enséñanos a orar con perseverancia
En la primera lectura del
Génesis escuchamos el ruego insistente de Abraham ante Dios para suplicarle
clemencia. Los dos tienen intereses por esa ciudad: Abraham porque vive su
familia y Dios porque es un juez intachable, que no puede quebrantar su
justicia destruyendo a los justos, por causa de los malvados. La perseverancia,
insistencia y atrevimiento, de Abraham hace que Dios muestre su perdón.
- Pidan y se les dará
Los discípulos le pidieron a Jesús: enséñanos a orar y Él nos regaló la oración del Padre Nuestro la cual contiene varias peticiones, en la versión de san Mateo contiene siete, en el evangelio de Lucas son menos. Por otra parte, si la oración es dirigida a Dios con confianza obtendremos lo que ella contiene. Además al final el texto termina diciendo que si los hombres que somos malos sabemos dar cosas buenas a los hijos. El Padre celestial nos dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan.
La primera actitud de un hombre que se inicia en la oración es la convicción de la misma, pero sobretodo el pedir. ¿Qué hay que pedir? Nos queda claro que el Espíritu Santo. Pedir es reconocer que no tenemos y por tanto somos pobres, porque carecemos de ello. El que pide, toma esta postura porque sabe que va obtener lo que pide, pero hay que saber pedir porque en el pedir está el dar y a veces no sabemos pedir. - Toquen y se les abrirá
Si llamamos a la puerta, ésta se nos abrirá. Jesús es la puerta por donde debemos de entrar todos. La llave maestra para abrirla es la oración; ésta toca el corazón de Dios, pero cuando la oración es llena de confianza, continua, con fe y esperanza podrá abrir el sagrado corazón de Jesús, en donde hay frescura y calidez de amor. - Busquen y encontrarán
No hay que buscar donde no hay nada valioso, no busquemos las ramas hay que ir al árbol, a la fuente, no busquemos sólo el pasado hay que abrir nuevos horizontes y que no nos dé miedo a tener nuevos paradigmas.
Buscar implica un dinamismo, es moverse, es dar pasos. Emprendamos esa búsqueda de Dios en la oración. Hay quienes buscamos una respuesta a un cierto problema o a veces un bien menor, pero Dios nos da algo mucho más grande y mejor, de lo que a veces buscamos; nunca encontraremos algo menor sino que en la búsqueda de Dios, encontraremos siempre un bien mayor.
La oración con perseverancia-insistencia, continuada, con fe y esperanza son un don de Dios y si Él nos concede ese don al orar, también nos concederá lo que le pedimos en la oración, siempre y cuando sea la voluntad divina y no nuestros caprichos.
4.
Aspectos prácticos:
- El Maestro nos ha dejado un legado muy valioso como es la oración. La Iglesia es Maestra en ello y guarda la oración como un tesoro, muestra de ello es: el Padre Nuestro, el Ave María, Benedictus, Veni Creator, el Angelus, etc. las cuales son oraciones que nos han dejado otros maestros y que contienen una gran riqueza espiritual. El riesgo de la oración formulada es caer en la rutina y no saborear su contenido.
- Hay otras oraciones formuladas que son un gran baluarte, pienso en la liturgia de las horas, los sacramentos, el santo Rosario, las horas santas, el manual de los adoradores, los talleres de oración, la lectio divina, etc. busquemos a Dios, a través de ellas pero no lo hagamos corriendo, sino despacio. Pensemos lo que estamos diciendo, que el corazón sepa sentir lo que dicen las palabras, para que las palabras expresen lo que hay en el corazón.
- La tarea de la Iglesia es enseñar a los que no saben orar. Para ello, es necesario seguir fomentando y educando a los fieles en el arte de la oración; porque hay quienes se pasan estudiando los estados de la mente, como la New Age, yoga y creen que eso es oración.
- Los fieles deben de acudir a las diversas invitaciones que la Iglesia hace, para tener ese encuentro constante con Dios, por medio de la oración; los beneficios que obtendremos serán incalculables.
Pbro. Gilberto
Lorenzana González
Formador en el
seminario
Diócesis de Tuxpan
Gracias; me agrado mucho su reflexión.
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