REFLEXIÓN DEL III DOMINGO ORDINARIO


UNA LUZ RESPLANDECIÓ
Is 8,23-9,3; Sal 26; 1 Cor 1,10-13.17; Mt 4,12-23
III domingo ordinario, Ciclo A
22 de enero de 2017

Pbro. Gilberto Lorenzana González
Formador en el seminario

Diócesis de Tuxpan

En las celebraciones del domingo del ciclo “A” san Mateo, apóstol y evangelista será nuestro guía. Es recomendable que tomemos este curso bíblico de la vida de Jesús anunciada por san Mateo. Su experiencia con el maestro será un referente indispensable para seguirlo y proclamar la buena nueva del Reino.

1.      Galilea de los paganos.

Palestina tiene una parte oscura y esta es Galilea, denominada de los paganos. El evangelio dice que Jesús se estableció en Cafarnaúm, es decir en un territorio de Galilea. Parece ser que Jesús elige lo más tenebroso, oscuro, muerto, lo perdido. Pero… ¿Para qué elige este lugar?

Para inundar de luz la vida de tinieblas que van viviendo. Porque Él se goza de llenar con su luz la vida de tinieblas. ¡Atentos! Porque toda vida oscura y tal vez denigrada por otros, de primer momento se descubre la ausencia de Dios; sin embargo, la fe nos dice que justo en ese preciso momento de oscuridad, no hay abandono de Dios, sino que Él está ahí. Él ha escogido lo humillante o denigrante, de la vida de cada persona para iluminarla con su luz.

2.      En Galilea una luz resplandeció.

En el texto de Isaías se dice: “El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en tierra de sombras, una luz resplandeció.

Engrandeciste a tu pueblo e hiciste grande su alegría. Se gozan en tu presencia como se gozan al cosechar, como se alegran al repartirse el botín. Porque quebrantaste su pesado yugo…”

Dios ha traído luz porque la opresión se ha terminado. Dicha opresión es vida obscura, vida de tinieblas, vida pesada. El júbilo brota porque Dios ha inundado de luz la vida diaria.

Si al recoger el fruto de las cosechas hay un gozo inmenso porque el esfuerzo ya tiene su recompensa. Si hay alegría cuando se reparten el botín; con mayor razón hay una alegría inmensa al ver que la luz de Dios resplandece en cada ser humano.

La tiniebla es derrota. Esa luz es Dios, esto que se dice en el texto de Isaías es aplicado por san Mateo a la obra de Cristo. Jesús ha llegado para quebrar todo yugo, su presencia trae luz y gozo.
San Mateo afirma que habrá luz en los siguientes casos:
  • Cuando las personas se convierten.
  • Cuando aceptan la presencia del Reino.
  • Cuando al escuchar su llamado hay disponibilidad en seguirlo.
  • Cuando el discípulo se vuelve misionero, es decir anuncia la Buena Nueva del Reino y cura toda clase de dolencias con su gracia.

3.      La Galilea de mi vida.

La vida es solamente una en la tierra, no la desperdiciemos. Sé que en el trayecto de la vida hay luces y sombras, a veces hay más obscuridades porque queremos caminar sin Dios, sin el apoyo de otros, ponemos más nuestra confianza en cosas efímeras y tarde o temprano las obscuridades van aparecer y a veces llegarán como cascada.

La Galilea de mi vida es tal porque el ser humano pretende caminar como si Dios no existiera, optamos por la vida de tinieblas y no por la luz que es Cristo y la vida transparente que el ofrece.
En ocasiones ya no hay novedad en mi vida todo trascurre como siempre (monotonía) sin sentido. Somos poco profundos sin Dios.

La vida con Dios se llena de luz, la enfermedad (física, psicológica, espiritual) es curada, los pecados son perdonados, la esperanza renace, la vida se torna alegre aún en las adversidades y desde Dios todo se resuelve o se soluciona sin saber cómo, pero…se ilumina la vida.

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