REFLEXIÓN DEL PRIMER DOMINGO DE CUARESMA
Deut 26,4-10; Sal 90; Rom 10,8-13; Lc 4, 1-13
I domingo de cuaresma, ciclo c
14 de febrero de 2016
Por el Pbro. Gilberto Lorenzana González
Formador en el seminario de la Diócesis de Tuxpan
LAS PRIMICIAS SIGNO DE GRATITUD Y ADORACIÓN A DIOS
PRIMERA
REFLEXIÓN
Las
primicias son un agradecimiento a Dios, profesión de fe y signo de no caer en tentación.
Este
capítulo es como la conclusión del código de normas del Deuteronomio. La ley reconoce
que la tierra se ha recibido de Dios.
El
texto describe la fiesta de las primicias; en él se expresa que el israelita
debe de presentar en un cesto las primicias del producto del suelo al
sacerdote, como miembro de un pueblo que ha recibido el don de la tierra. Al
entregar el cesto, realizará una “profesión de fe” y un reconocimiento a Dios,
ante el cual se recuerda y se reconoce las grandes acciones del Señor en las
que ha intervenido en su favor desde la salida de Egipto hasta la entrada a la
tierra prometida.
Las
ofrendas son un agradecimiento al Señor por el cumplimiento de la promesa de la
tierra. En comparación con las estepas del Sinaí, la tierra de Canaán son un
oasis con variados frutos como son: el trigo, vino, aceite, etc. por eso, al
ofrecerlas y compartirlas proclama y vive su fe. Además confiesa que el pueblo
no es el dueño de la tierra, ni tampoco los dioses baales cananeos, sino que es
Dios.
Si
se ofrecen dones es porque Dios ha rescato a sus antepasados de la opresión de
Egipto; de aquel arameo errante, sin tierra, sin patria ha surgido ahora un
pueblo que posee una tierra y disfruta de sus bienes. Esta ofrenda terminaba
con un banquete familiar, en el que eran invitados los necesitados, el
extranjero, el forastero, ya que la abundancia y la prosperidad no pueden
hacernos olvidar de los necesitados, pues son ellos los que radican en el
corazón de Dios y al compartir con ellos los frutos, esto es un signo, reconocimiento
de la bendición y agradecimiento al Señor. Por tanto, se reconoce que Dios es
el autor del paso de una vida errante a un lugar fijo, de una opresión a la
libertad, de la escases a la abundancia.
Aspectos prácticos
La memoria viva es una defensa
contra la tentación, porque suele pasarnos que nos olvidamos de todo lo
maravilloso que Él ha hecho Dios por nosotros. Es Él el que no ha dado todo,
absolutamente todo: La tierra, flora, fauna, vida, familia, salud, amigos, los frutos
de la tierra son una bendición de Dios. Son infinidad de bendiciones que hemos
obtenido de Dios, sin embargo, la insensatez, dureza, la miopía nos impiden
reconocer las maravillas que Dios ha obrado. Cada uno debe hacer un recuento
personal del paso del Señor en su vida.
La
cuaresma es un camino de preparación a la pascua, pero a la vez es un anticipo
de la pascua eterna. Para llegar allá hay muchos medios, el miércoles de ceniza
ya nos señalaba tres: oración, ayuno y limosna (caridad). Hoy la primera
lectura nos invita compartir de los bienes que Dios nos ha dado, ya que ello es
un signo de gratitud al Señor y signo de bendición para sí y para los demás. El
Papa Francisco nos recuerda constantemente que los pobres, ocupan un lugar
especial en Dios y que con ellos debemos ser misericordiosos como el Padre.
EL ESPÍRITU DE
DIOS VENCE LAS TENTACIONES
SEGUNDA REFLEXIÓN
La
cuaresma es un momento de ir al desierto, es el tiempo de combatir los demonios
que nos alejan de Dios. Es tiempo de vencerlos con nuestro ayuno, oración y la
caridad.
Jesús lleno y
conducido por el Espíritu Santo se internó en el desierto y permaneció cuarenta
días y fue tentado por el demonio.
Jesús
está lleno del Espíritu Santo, el Padre lo ha ratificado en el bautismo del
Jordán. Por eso su peregrinación y su acción es una total armonía con la
Tercera Persona de la Trinidad y actúa siempre bajo su guía. Si el desierto es
un lugar desolado, vacío, carente de población; la paradoja es que Jesús no
está vacío, sino lleno del Espíritu.
El Espíritu no actúa en
Jesús como los profetas, actúa de manera distinta. Él no es conducido por el
Espíritu, sino que el mismo dispone del Espíritu, ya que no lo posee de forma
transitoria sino de manera permanente. De ahí que obre en Él y lo comunica, en
este caso a su Iglesia.
Por otra parte, el pueblo
de Dios ha vivido la experiencia del desierto durante 40 años. El evangelista
Lucas hace un paralelo entre la experiencia del pueblo con la experiencia de
Jesús. Él con una estadía de cuarenta días, que para la tradición bíblica
indica un tiempo suficiente o largo tiempo, durante el cual fue tentado por el
diablo (el que maldice o divide).
Jesús se internó en el desierto,
que refleja el sometimiento a las más duras pruebas, lugar de escases, lugar de
una oleada de sufrimientos y las posibilidades de ayuda son nulas. En este sentido
las tentaciones son una lucha constante con sus adversarios sin embargo, Él
anuncia la soberanía de Dios.
El Espíritu guía a
la Iglesia en el camino cuaresmal.
Ser
empujados por el Espíritu en el desierto es emprender un camino con una total
confianza divina y garantía de vencer al mal.
La cuaresma es un tiempo
en el que emprendemos un itinerario que nos conduce a la pascua. Para llegar a
ella, es necesario dejarnos guiar por la presencia del Espíritu Santo. Durante
este tiempo la Iglesia nos ofrecerá las confesiones, retiros, ejercicios
espirituales, etc. todo ello son una manifestación real del Espíritu. Ir al
desierto cuaresmal guiados por el Espíritu es entrar en la profundidad de
nuestro ser, es plantearnos nuestra vocación y misión. Dejarse guiar por el
Espíritu es edificar nuestra vida.
Cada uno debe ir sólo al
desierto, porque las opciones radicales se hacen solos y con la ayuda de Dios.
Recordemos que hay otros espíritus (diablo) que nos quieren acompañar pero nos
desviarán del camino; de momento se presentarán muy amables, pero su fin es tan
halagador.
El texto a los romanos
nos recuerda que: “todos los que se dejan guiar por el Espíritu son hijos de
Dios y éstos son hijos suyos” (Rom 8,14).
Aspectos
prácticos
La
cuaresma es una magnífica oportunidad para que mi vida sea llevada por el
Espíritu Santo. Él está presente en los sacramentos. Por eso, en las parroquias
se están preparando a los fieles para que reciban los sacramentos de la
iniciación cristiana en la vigilia pascual.
Es conveniente participar
de las confesiones que ofrecerán las parroquias y es necesario prepararnos
bien, pues ahí recibiremos al Espíritu Santo.
Los retiros y los
ejercicios espirituales en este tiempo cuaresmal son un verdadero tesoro
espiritual. Participemos en ellos.
PRIMERA TENTACIÓN:
PANES O PIEDRAS
TERCERA REFLEXIÓN
Con
el miércoles de ceniza iniciamos la cuaresma, tiempo especial de gracia.
Hoy
Palabra de Dios nos invita a que nos detengamos a reflexionar sobre las
tentaciones que tuvo Jesús, que también son las nuestras. El Evangelio narra
tres de ellas, que son la raíz de otras.
En
la primera de ellas se dice:
No comió nada en
aquellos días, y cuando se completaron, sintió hambre. Entonces el diablo le
dijo: “si eres el Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan”.
Jesús le contestó: “Está escrito: no sólo de pan vive el hombre”.
Jesús
está internado en el desierto durante cuarenta días y vive sin comer nada y sin
beber. El ayuno para Jesús es símbolo de la plenitud del Espíritu. El ayuno
también es para el símbolo de contingencia y humillación ante un Dios que
generosamente da y mantiene la vida. Más aún, el alimento de Jesús es realizar
la voluntad del Padre.
Sin embargo, el
diablo es astuto, es padre de la mentira y se sirve del hambre (necesidad
básica) para ponerle a Jesús una primera tentación. No presenta el mal como
tal, sino como si fuera algo agradable, algo bueno, como algo necesario. Al
diablo es un detractor, quiere trastornar las buenas relaciones entre Jesús y
Dios, éste es siempre su plan.
El diablo le
recuerda a Jesús aquellas palabras que el Padre pronuncia en el bautismo: “Tú
eres mi Hijo amado, en ti me complazco” (Mc 1,11). Por eso, le dice: “Si eres
hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan”. Le recuerda que
Jesús como tal tiene un poder ilimitado y por tanto, con una palabra de
autoridad puede saciar esa hambre. Quiere que por encima de todo busque su
propio interés (el “yo”-ego).
Jesús
responde también desde la Sagrada Escritura y le recuerda al maligno un texto
tomado del libro del Deuteronomio 8, 3 en el que Moisés le expresa al pueblo lo
que Dios ha hecho por ellos en el desierto: “Él te afligió, te hizo pasar
hambre y te alimentó con el maná, que no conocieron tus padres, para que
aprendieras que no sólo de pan vive el hombre, sino de lo que proviene de la
palabra del Señor”. Mediante el hambre el pueblo fue educado en la confianza y obediencia
a Dios.
Jesús
es Hijo de Dios; tiene gran poder. Si en este momento el Padre le deja sufrir o
padecer hambre, es porque quiere llevarlo a la confianza y a la obediencia,
pero no quiere que haga uso personal del poder que tiene como Hijo de Dios,
para auto complacerse o buscarse a sí mismo. Indudablemente que Jesús es Hijo
de Dios en: abatimiento, humillación y obediencia; es Mesías, pero a la vez
siervo de Dios. Por tanto, el camino que conduce a la gloria mesiánica no es el
del despliegue de poder, sino el de obedecer y de servir, de escuchar y
aguardar toda palabra que salga de la boca de Dios.
Aspectos prácticos
Como
personas tenemos necesidades básicas, una de ellas es el alimento, pero hay de
alimentos a alimentos. Hay cosas que realmente nos nutren y otras no. El anhelo
de una persona es alimentar su cuerpo, pero no sólo de pan vive el hombre,
porque precisamente el ser humano no es sólo una necesidad básica, sino algo
más que eso.
Nuestra tentación
es reducir todo a la satisfacción de nuestros deseos y nos empeñamos en convertir
todo en pan y así alimentar nuestros anhelos. Caemos constantemente en el
consumismo exagerado, adquiriendo cosas innecesarias. Buscamos a toda costa el
placer por el placer, haciendo a un lado la razón y la mesura.
De no que no
debemos de privarnos es de la escucha de la Palabra de Dios, esto si es un
verdadero alimento, que nos nutre y genera frutos de verdadero amor.
SEGUNDA TENTACIÓN: PODER O DEBILIDAD
CUARTA REFLEXIÓN
La segunda tentación cambia radicalmente de
escenario, pasa de las privaciones que hay en el desierto a las cúpulas del
poder.
El evangelio dice: Después lo llevó el diablo a un monte elevado y en un instante le hizo
ver todos los reinos de la tierra y le dijo: “A mí me ha sido entregado todo el
poder y la gloria de estos reinos, y yo los doy a quien quiero. Todo esto será
tuyo, si te arrodillas y me adoras”. Jesús le respondió: “Está escrito:
Adorarás al Señor, tu Dios, y a él sólo servirás”.
Jesús es llevado a un monte elevado, desde
ahí el diablo le hace ver el placer y el poder, le enseña que todos son inferiores.
El diablo aprovecha la ocasión para recordarle la misma oferta que Dios le hace
y que resuena en el salmo 2,8ss que dice: “Tú ere mi Hijo; yo te engendrado
hoy. Pídeme y te daré en herencia las naciones, en propiedad los confines de la
tierra…” (ver también Lc 3, 22).
La recompensa es halagadora: Todo será tuyo. Con
el esplendor de una gloria efímera, el diablo pone ante los ojos de Jesús una
ficción, un engaño, una apariencia y desea que se aparte del Padre. Además, te
tienes que postrar y adorarme. Le invierte el culto a Dios para que sea de él.
El diablo, astutamente aparece como si él
fuera el príncipe de este mundo (ver Jn 12, 31; 16,11), como si fuera dios (ver
2 Cor 4,4). Él debe de reconocer que no tiene poderes propios, sino que tiene
un poder porque se le ha trasmitido, él no es Dios. Más bien es el dios de la
soberbia y por tal motivo no reconoce a Jesús como Hijo de Dios y quiere
hacerlo sucumbir.
La
repuesta de Jesús es serena y le recuerda lo que está escrito en la Sagrada
Escritura: “A Dios temerás y a él le servirás”. (ver Deut 6,13). Jesús mantiene
la soberanía de Dios, Él es siervo de Dios y no del diablo. Conforme la
revelación hay un sólo Dios y no hay otro más. A Él sólo hay que adorar, servir
en espíritu y verdad.
Aspectos prácticos
El diablo le presenta a Jesús un mesianismo
político basando su poder para someter, utilizando la violencia, autoritarismo,
etc. quiere que renuncie a un reino de paz, justicia, amor y opte por el simple
poder. Jesús renuncia a ello y basa su fuerza en la debilidad que es la fuerza
de Dios. El poder lleva muchas veces a despreciar la debilidad de las mayorías.
Cristo usa el arma de la humildad y sirve así a Dios. ¡Atentos! no nos
arrodillemos ante el mal, ante el poder, ante el dinero ya que esto nos aleja
de tener compasión ante el más necesitado, ofusca nuestra conciencia siendo
insensibles ante las necesidades reales de nuestros hermanos y atentamos contra
la misericordia.
TERCERA TENTACIÓN:
ARRIBA O ABAJO
QUINTA
REFLEXIÓN
La
tercera tentación está en relación a la gloria, sin pasar por la cruz; es una
gloria a través de un nulo esfuerzo.
Evangelio
dice: Entonces lo llevó a Jerusalén, lo
puso en la parte más alta del templo y le dijo: “Si eres el Hijo de Dios,
arrójate desde aquí, porque está escrito: Los ángeles del Señor tienen órdenes
de cuidarte y de sostenerte en sus manos, para que tus pies no tropiecen con
las piedras”. Pero Jesús le respondió: “También está escrito: No tentarás al
Señor, tu Dios”.
Jesús
es llevado a Jerusalén, el evangelio de Lucas termina el camino de Jesús en
Jerusalén. Ahí vive el episodio de la cruz, muerte, resurrección y ascensión
como una gran obediencia al Padre. Pero es también en Jerusalén donde el diablo
le presenta poderosamente las potencias del mal y de obscuridad.
Desde
la parte más alta del templo el maligno invita a Jesús a arrojarse para que
Dios salga en su ayuda y rescate. El diablo le recuerda lo que prescribe el
salmo 91,11: “que él dará orden sobre ti a sus ángeles de guardarte en todos
tus caminos”. Jesús descubre lo que significa querer tentar a Dios; se trata de
querer abusar de su protección divina, forzarle para que así Él intervenga. El
diablo quiere que vea si el realmente es Hijo de Dios y cerciorarse de tal
elección, de la misma cercanía del Padre a su Hijo y del poder de Dios. Ese
capricho no es cumplido por el Maestro.
La
respuesta de Jesús es rotunda: “no tentarás al Señor tu Dios” (Deut 6,16).
Jesús tiene la opción de elegir el camino del triunfalismo y la fama, sin
embargo renuncia a esta falsedad y prefiere el camino de la cruz. Jesús es
servidor del Padre y no se quiere servir de Él, quiere obedecerle y no
someterle a su voluntad.
Precisamente
Jerusalén será testigo de la humillación y glorificación del Hijo de Dios. Él
será obediente hasta el extremo: la muerte en cruz. Ahí experimentará la
protección del Padre.
Las
tentaciones que tiene Jesús son un claro atentado contra su vocación mesiánica
y una manera fácil y equivoca de vivir esta identidad. La vocación del Mesías
indudablemente está arraigada en un tiempo, una historia, en un ambiente
político, socio-religioso y económico.
Las
tentaciones de Jesús no fueron tres, sino que éstas son un compendio de muchas.
Éstas le muestran el camino más fácil, pero que lleva a la perdición, sin
embargo Jesús opta por el camino más difícil, pero seguro.
Mientras
el primer Adán fue vencido por la tentación, el segundo (Jesús) sale
victorioso. De tal manera que por la desobediencia de un solo hombre la
humanidad quedó constituida pecadora, por la obediencia de un hombre fue
constituida justa.
Aspectos
prácticos:
Las tentaciones
que tuvo Jesús las siguen teniendo sus discípulos; la Iglesia vive en medio de
las tentaciones, pero es Jesús quien nos indica cómo hay que vencerlas. Con la
oración y el ayuno, se expulsa al maligno. La primera lectura nos invita a no
perder la memoria viva del paso del Señor en nuestras vidas y confesar nuestra
fe en Él. El evangelio subraya que hay que dejarse conducir por el Espíritu
Santo y no por el espíritu del mal, hay que tener un conocimiento claro de la
Palabra de Dios y no manipularla o manejarla para nuestro beneficio personal.
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