REFLEXIÓN DEL MIÉRCOLES DE CENIZA


Jl 2,12-18; Sal 50; 2 Cor 5,20-6,2; Mt 6, 1-6.16-18
Miércoles de ceniza, ciclo c
10 de febrero

Por el Pbro. Gilberto Lorenzana González
Formador en el seminario
Diócesis de Tuxpan

Primera reflexión
OBRAS BUENAS
San Mateo nos narra un secreto sin el cual no es posible ver a Dios. Este secreto gira en torno a la limosna, oración y el ayuno, pilares de la práctica religiosa judía, pero por algunos motivos se fue convirtiendo en rutina, superficialidad e hipocresía. El texto exhorta a dejar de actuar para que nos vean los demás y hacerlo sólo para Él.

La invitación de Jesús, a través del evangelista, es ser hombres de una sola pieza, que se preocupen de hacer el bien y no ser pregoneros de sus propias virtudes; porque la vanidad siempre terminará vaciando a la persona de la autenticidad del bien. Mientras que, la discreción y la modestia, que siempre gusta de admirar en otros; muchas veces resultan difíciles de vivir o se consideran del todo ilógicas, porque el mundo está lleno de contradicciones o nos lleva hacia otra dirección.

Jesús quiere purificar toda práctica religiosa a partir del espíritu evangélico como criterio de discernimiento, como ya lo ha hecho con la ley y establece que las obras de piedad no deben de practicarse para ganar prestigio, posición de poder o privilegios ante los demás.
El discurso está centrado en la experiencia de la presencia del Padre (tu Padre que ve y está en lo secreto te recompensará) y se extiende en buenas obras que son aprobadas o reprobadas por el Padre y por la comunidad.
La buena obra hecha limosna
Mateo 6,1 tiene una intención preparatoria hacia el aspecto de la limosna. El texto nos advierte de tener cuidado de no practicar obras de piedad delante de los hombres para que los vean. Se pide, pues, rectitud y justicia, ya de esta manera nos prepara a la limosna, que estratégicamente inicia con el verbo “dar”. Y “dar limosna” sutilmente nos lleva a la “caridad”.
El texto pretende que las relaciones con Dios sean auténticas y personales. Además hay una diferencia entre una recompensa humana y las recompensas que proceden de Dios. Ésta última es obtención del Reino o visión de Dios.
La buena obra hecha oración
El evangelista Mateo da una catequesis sobre la oración, en ella se propone una nueva manera de dirigirse a Dios, a través del Padre Nuestro[1], que contrasta con la oración de los fariseos.
Orar no es hablar mucho o querer imponerle a Dios nuestra voluntad o caprichos; más bien se trata de poner nuestra vida en las manos de Dios, el cual nos ama desmesuradamente.

La buena obra hecha ayuno
El ayuno tiene un lugar especial en el ambiente judío, pero también en otras religiones. Jesús no lo justifica ni lo condena, ya que el mismo ayunó (cfr. Mt 4,2; 9,15; 17,21). Esta acción no tiene ningún sentido si se busca uno así mismo, a través del aprecio de los demás.

En nuestro tiempo algunas personas ayunan como signo de protestas y de esta manera pretenden atraer la atención; lo cual es en cierta forma válido; sin embargo no fue éste el sentido que Jesús lo encauzó. Él habla de un ayuno que va en dirección a Dios y no a la opinión pública. El verdadero ayuno implica una disposición interior de conversión.

Por eso Jesús llama comediantes, hipócritas, charlatanes a los que exhibían sus rezos al son de trompetas en las esquinas de las plazas o desfiguraban “la cara para hacer ver a la gente que ayunan”. Esta crítica es oportuna al serio problema del fariseísmo, que es como una enfermedad que puede atacar a todos, principalmente a los que estamos dentro de la Iglesia.

Aspectos prácticos
Al iniciar la cuaresma la Iglesia nos recomienda intensificar nuestra oración de manera sincera con Dios, nos invita a vivir la misericordia con nuestros hermanos y a ayunar, como un signo de mortificación y motivo de conversión.



[1] En esta ocasión no fue incluida, porque esos versículos no fueron proclamados, pero en el texto continuado de la Sagrada Escritura la contempla y no simplemente como una oración; sino como una escuela de la oración y de vida, pues nadie puede orar así si no vive en concordancia con lo que dice. El Padre Nuestro como oración sobria, sencilla y clara contrasta con las oraciones de aquella época. Por eso para ser perfecta ha de brota del corazón de los hijos de Dios, quienes de manera confiada y respetuosa se abandonan en sus manos. Cfr. Biblias misionera y latinoamericana.

Segunda Reflexión
LA LIMOSNA EN LA CUARESMA
La cuaresma, camino hacia la pascua.
La cuaresma es un tiempo litúrgico, que tiene la intención de prepararnos íntegramente a la celebración magna de la Iglesia católica, como es la pascua. Los misterios de la pasión, muerte y resurrección son un compendio de dicha celebración.

La resurrección por ser un misterio fundamental, debe de tener la centralidad que se merece, por eso la Iglesia asistida por el Espíritu Santo, por la sabiduría, experiencia y por ser Madre y Maestra nos recomienda cuarenta días de preparación.

El tiempo es siempre insuficiente para prepararnos en todos los sentidos.

Desde hace mucho tiempo la Iglesia nos recomienda tres obras de piedad que si las tomamos con su auténtico sentido son una fuente inagotable de espiritualidad. Ellas son: la limosna, la oración y el ayuno.

La limosna
El texto de la limosna está precedido por el tema de amor a los enemigos (Mt 5, 8ss). La invitación es superar la ley común del amor humano con la ley del amor evangélico, de modo que el amor no sólo sea a quienes nos manifiestan su amor, sino también a los enemigos y a los que nos odian, para así imitar la verdadera imagen del Padre. Esta idea sirve de plataforma o tema preparatorio para “dar limosna”.

El versículo 1 nos advierte de no practicar obras de piedad para que nos vean los demás, quiere Dios que seamos ajenos a la vanagloria y ambición humana y así realizar obras que realmente agraden a Dios.

Luego dice: cuando des limosna no lo anuncies con trompeta, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, para que los laven los hombres. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. En cambio, cuando tú des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.

La limosna en tiempos de Jesús era una actividad estimada, era costumbre anunciarla en la sinagoga, en las reuniones públicas. Quienes realizaban esta labor era las personas de la élite y de esta manera reforzaban una imagen de bondad y escondían otras formas de explotación social.

Jesús denuncia esta práctica y propone dar un salto de calidad, pasar del bombo y platillo a lo secreto; nos invita a dar limosna y no tocar trompetas, esto indica que no es necesario andar divulgando lo que realizamos, ya que no es propio de un hombre devoto que haga algo esperando la alabanza humana. Estos ya han recibido su paga porque buscando la paga humana, se olvidan de la gloria divina.

Es necesario que la limosna quede en lo secreto, es importante la discreción, prudencia, la acción benevolente sin buscar nada a cambio, sino el hecho extraordinario de realizar un bien, que es fruto de una vida espiritual.

Por otra parte, se subraya que no debe saber la mano izquierda lo que hace la derecha. Indudablemente que no se refiere a las manos, en el sentido literal, pero si hay una relación con las personas y las obras que se realizan. Además la mano derecha está simbolizando a los justos y la izquierda a los pecadores (Mt 25,33). De tal manera que se le pide a los justos que si hacen algo, según el mandato divino, que no busquen la jactancia de los hombres pecadores, no puede uno alabarse de algo que realmente se hace con fe, devoción y amor a Dios y al prójimo. Esta propuesta de cambio pretende obtener el sentido profundo de transformar lo externo, el ego y la autopromoción por un compromiso solidario. Este gesto es una señal profética de justicia y es exigida para todos.

Aspectos prácticos
La Iglesia difundida en todo el mundo empieza un gran y nuevo éxodo, que culminará con la pascua, es decir la tierra de una auténtica libertad, pero para caminar, avanzar y llegar bien, es necesario el ayuno, la oración y la limosna.

Dar es entrega, donación, es vaciarse de sí para llenar a otro, ese otro es mi hermano (a) que me necesita. Dar limosna, es fruto de una vida espiritual, es vivir en la caridad. Este año es un tiempo de gracia es tiempo de la misericordia ¿Qué estoy dispuesto a dar? ¿Qué obras buenas puedo hacer? Dios que ve lo secreto nos recompensará aquí y en la otra vida.

Tercera reflexión
LA ORACIÓN EN LA CUARESMA
La cuaresma es tiempo de conversión
La palabra conversión no es una gamma de gestos de piedad, de cosas de ascesis (fumar menos, dejar de comer carne, rezar un simple viacrucis, ver menos la tv, etc.), tampoco es un esfuerzo para corregir defectos o potencializar las virtudes, no es un enlistado de buenos deseos o propósitos d los cuales nos olvidamos. Es algo más.

Conversión proviene del término “metanoia” proviene de: metá-cambio y nous-mente o arrepentimiento después de haber cometido una mala acción. Se trata de un cambio de mente y una mente de cambio, pero también pasa por el corazón, lugar vital donde radica lo bueno y lo malo. Es adquirir un corazón nuevo, de carne y dejar el de piedra. Es necesario ir al Cardiólogo (Jesús) para que nos haga un verdadero trasplante de cor.

Hay que crucificar nuestra vida arcaica, es morir con Cristo y resucitar con Él; ya que si no hay muerte no hay nueva vida, no habrá resurrección. Convertirme es una identificación con la persona, mensaje, principios, sentimientos y actitudes de Jesús.

La oración es un medio eficaz para dicha conversión.

La oración en la cuaresma
Cuando ustedes hagan oración, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea a gente. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu cuarto, cierra tu puerta y ora ante tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.

Los judíos tenían como norma legal rezar varias veces al día; éste es exactamente un problema ¿se puede orar por exigencia legal? Claro que no, es como amar por obligación. Lo impuesto nunca funciona. Vista así la oración lleva sólo a una proyección de su imagen y es justamente este espacio que aprovechaban algunos grupos para presentarse como los justos, bondadosos y ser hipócritas.

El Señor nos instruye en la vida de perfección, en la justicia divina, en la fe, por eso nos pide una oración no simulada o de vanagloria, sino sencilla y fiel. De ahí que se nos recomiende orar con la puerta cerrada, es decir ir a lo secreto de nuestro corazón y al interior de nuestra conciencia.

Orar no implica gritar, no es pregonar, es la sintonía de un corazón a otro corazón. La Sagrada Escritura da testimonio de hombres y mujeres que su oración ha sido escuchada. Ana le suplicó a Dios de corazón que le concediera un favor y sin demora su súplica fue atendida (cfr.1 Sam 1,1ss), Daniel ha orado sin interrupción junto con otros tres jóvenes (Dn 1,17), Jonás cuando estaba en el interior de la ballena (Jon 2,1-11) y otros testimonios más.

No es necesario gritar, tampoco muchas palabras (cfr. Mt 6,7-8),  sino hablar desde el corazón porque Dios penetra con su mirada los secretos de nuestro corazón y descubre el espíritu de fe que hay en el interior. A Dios hay que aclamar con los méritos de la justicia, Él sabe lo que necesitamos y conoce todo lo que le vamos a pedir aún sin decírselo. La oración farisaica no es muy grata a Dios, en cambio la oración humilde es bien acogida (cfr. Lc 18,10-14). La oración es una declaración de amor y de nuestros profundos sentimientos.

Aspectos prácticos
Jesús es nuestro Maestro en la oración y la Iglesia continuadora de sus pasos ha aprendido como dirigirse a Él. Hay infinidad de oraciones, métodos etc. para orar. Pero lo más importante es tener un corazón sincero y hablar desde ahí.

Es importante que cada uno de nosotros no deje pasar este tiempo sin entablar un diálogo sincero, honesto, constante y humilde con el Señor. Busquemos a alguien que nos oriente y ayude.

Cuarta reflexión
EL AYUNO EN LA CUARESMA
Cuaresma tiempo de amar
Cada ser humano tiene la capacidad de elegir, puesto que Dios nos ha capacitado con unas facultades con las cuales somos imagen y semejanza de Él. Estás son: libertad, voluntad e inteligencia.

Muchas veces estamos sometidos a ciertas cosas que nos hacen modificar nuestras elecciones. El cristiano debe saber elegir bien. Elegir bien es vivir, es construir nuestra persona y es realizar una transformación en nuestra vida. En la cuaresma tenemos esa opción de elegir, pero no se trata simplemente de elegir entre lo bueno y lo malo, sino de entre lo bueno lo mejor ya que siempre hay algo que edifica más. Esto posiblemente no esté en una norma, sin embargo es lo que en este preciso momento quiere Dios.

Eligiendo lo mejor le damos a nuestra vida un mejor sentido, una edificación unos valores y al mismo tiempo nos vamos construyendo como personas y discípulos del Señor. Elegir es ser libres, pero en el fondo es saber amar. El que no elige no ama.

El ayuno
Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como esos hipócritas que descuidan la apariencia de su rostro, para que la gente note que están ayunando. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que no sepa la gente que estás ayunando, sino tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.
La observación del ayuno es algo similar a la limosna y a la oración es decir no se ayuna para buscar una gloria humana, sino para que alcancemos la fe perfecta. Quienes ayunan para agradar a los hombres, llevan en sí la aflicción del cuerpo y hace este ejercicio más tedioso, además no pueden recibir de Dios nada porque indudablemente que el Señor no está de acuerdo con ello.
Quien ayuna para agradar a Dios y quien ayuna para alabarse a sí mismo y quedar bien con los demás, hacen un mismo ejercicio, hay una semejanza en el propósito y un mismo esfuerzo; sin embargo la diferencia es notable. Por un lado está la intencionalidad y por otro los frutos que se obtienen de ello. La intención de uno y de otro es buscarse a sí mismo y el otro buscar a Dios. Los frutos son de vanagloria para uno, mientras que el otro es la entrega de su humildad y el premio de la vida futura.
La Sagrada Escritura narra ejemplos notables de personas que han obtenido grandes frutos cuando ayunan para Dios. Judit es una de las mujeres que después de ayunar y hacer oración obtuvo la victoria sobre sus enemigos (ver Jdt 12-13). Otro brillante ejemplo de ayuno y oración es el de Ester (4,1ss). Daniel también es otro ejemplo de cómo se debe de ayunar (ver Dn 1, 12ss).
El texto también afirma que cuando ayunes perfúmate la cabeza y lávate la cara. El salmo 133 nos indica que ungirse la cabeza es signo de la bendición que viene de Dios y es comunión con los demás. En otras palabras ungirle la cabeza al prójimo es tenerle misericordia y a cambio de esta misericordia es tener una retribución divina. Además lavarse la cara es signo de pureza y de una conciencia sincera. De esta amanera se puede obtener el gozo espiritual.
El ayuno tiene un sentido de toma de conciencia de las propias limitaciones, como ejercicio de autodominio y como gesto y vivencia solidaria que pone a la persona en comunión de espíritu y vida con los que sufren. Promover el ayuno como forma sacrificio, dando un valor de sufrimiento en sí mismo ni siquiera es contemplado por Jesús.
Aspectos prácticos
Ayunar es acompañar al que sufre, compartir con el que no tiene, solidarizarnos con los más necesitados, estar al servicio de los más débiles. Ayunar es transformar en gestos de caridad nuestras obras, es decir, hacer obras de misericordia. Ayunar es sacar fuera toda la bondad que llevamos dentro
Las normas vigentes para el ayuno y la abstinencia son:
1.      Abstinencia de carne y ayuno: el miércoles de ceniza y el Viernes Santo.

2.      Abstinencia de carne: todos los viernes del año. Pero el Episcopado mexicano ha dispuesto lo siguiente: “Conscientes de la situación de pobreza en que viven muchos sectores de fieles, y dado que nuestra cultura admite otros signos más adecuados de penitencia, DISPONEMOS: QUE SE PUEDA SUPLIR LA ABSTINENCIA DE CARNE, HECHA EXCEPCIÓN DEL MIÉRCOLES DE CENIZA Y VIERNES SANTO:
a)      Por la abstinencia de aquellos alimentos que para cada uno signifiquen especial agrado, sea por la materia o por el modo de su confección;
b)      O por una especial obra de la caridad;
c)      O por una especial obra de piedad;  
d)     O por un especial significativo sacrificio voluntario”.

3.      Sujeto de la ley del ayuno y la abstinencia:
-         Ayuno: obliga a todos los que han cumplido 18 años, hasta los 59 cumplidos.
-         Abstinencia de carne: todos los que han cumplido 14 años.
La ancianidad, por si sola, no exime de esta ley de abstinencia.

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